Día de la bandera Argentina, día de soledad en las calles porque todo aquel que no se quedó viendo el partido de la selección en su casa, o fue al mismo Monumental o salió por ahí. El punto bueno es que, no llovió. Ya no toleraba más la maldita humedad. Y lo malo, es que no pude hacer nada de todo lo que quise hoy porque claro, todo estaba cerrado. Ahora, tengo más tiempo para armar bien la lista de todas las cosas que me dieron para llevar para el día miércoles.
Mañana martes, será terrible madrugar a las ocho am. En serio. Por suerte, puedo despertarme dos horas más tarde de lo habitual –¡y qué mal suena!-. Que terminen bien su día, yo lo terminaré estudiando, seguramente. Bye!